Amistad en vilo: Eugenio Montes, Cándido Fernández Mazas
Manuel Rivero Pérez

La relación entre Eugenio Montes y Cándido Fernández Mazas, pasó por montañas de admiración, valles de decepción y mesetas de indiferencia. Este proceso aparece más nítido en la trayectoria vital de Mazas. Montes fiel a su estilo, conservó hasta el final, al menos en las formas, esa admiración y respeto que sintió desde el comienzo de su amistad, cuando eran unos niños, en cambio Mazas, utilizó el silencio, la prudencia y el distanciamiento, al descubrir comportamientos, que no casaban, con los del amigo de tiempos pasados.

Para seguir este proceso, hay dos caminos principales y varios secundarios, que confluyen en el mismo itinerario:

1. La exposición y publicación del catálogo:” Cándido Fernández Mazas. Vanguardia, Militancia y Olvido. 1902 – 19421, fruto de la colaboración entre el Círculo de Bellas Artes y la Fundación Caixa Galicia, a raíz del centenario de su nacimiento.
Mediante el legado que se pudo reunir, se hizo la magnífica exposición del Círculo de Bellas Artes en Madrid, se imprimió el texto y se inició un recorrido itinerante, de Madrid a Coruña, de Coruña a Lugo y de Lugo a Ourense. Gracias a estos dos hitos, y al trabajo previo do su hermano Armando, podemos acercarnos a la dimensión intelectual de Cándido desde diferentes ángulos y perspectivas, así como a las etapas de sus historias de vida.

2. José Manuel Bouzas, persona clave en este proceso fue el comisario responsable del proyecto. En la actualidad, se ocupa, de difundir y de facilitar el conocimiento de la obra de Mazas a través de la web oficial: candidofernandezmazas.com

 

La primera vez que descubrí relacionados los nombres de Montes y de Mazas, fue en la reedición del libro, “Tres contos de Eugenio Montes: O vello mariñeiro toma o sol, o aniño da devesa e como na parábola de Peter Breughel”, del año 1980, que con admiración y sorpresa, leí y volví a leer, tanto por la calidad literaria como por el escenario donde se desenvolvían los acontecimentos2, no me pasó lo mismo con Cándido Fernández Mazas “Candochas”, al ser las tres estampas de la ilustración, unas fotocopias en blanco y negro, de mala calidad, que nada tienen que ver con las excelentes ilustraciones de la primera edición, de 1922. El valor artístico de las ilustraciones, contribuyeron a incrementar el valor literario de la obra de Montes. Ahora podemos disfrutar de la cubierta y de las viñetas, al estar reproducidas, tanto en la web oficial de Cándido, como en el texto del catálogo, p. 211.

 

La segunda vez, que vuelvo encontrar relacionados Montes y Mazas, es en la correspondencia entre Eugenio Montes y Blanco Amor3, en la que Montes, resalta la brillantez de su obra: “Es el chico con más alma que jamás he conocido. Es un hombre que ilumina y arde”.

En el texto del catálogo: “Cándido Fernández Mazas. Vanguardia, Militancia y olvido. 1902 – 1942”, vuelven aparecer con frecuencia las referencias a Montes. Texto, que sigo en este artículo, centrándome en la correspondencia entre Montes y Mazas; Montes con Nicanor Fernández Rodríguez, padre de Mazas y la de Sebastián Martínez Risco Macías con Nicanor, por estar relacionadas, directa o indirectamente, con el hilo de mi investigación: “Eugenio Montes, a través dos documentos”.

Las dos postales, que aparecen reproducidas, p. 241, únicamente por el reverso, son de 1927, año en que coincidieron Montes y Mazas en París4, ambas aportan información muy valiosa, (anexo 1).

En la postal que le envía Mazas a su familia, transmite su preocupante falta de liquidez, textualmente, les dice: “Aquí nadie puede prestar cinco céntimos por la sencilla razón de que nadie los tiene, de modo y manera que, si yo no tengo para comer, nadie me daría (…) gírenme inmediatamente para pagarle a Eugenio Montes”.

Por el texto, podemos deducir con fiabilidad, que Montes le estaba prestando dinero, para cubrir sus necesidades básicas.

En la postal que le envía Montes a Mazas, comprobamos que mantenían correspondencia asidua, esta debía de ser por medio de postales, muy común en Montes, y que también él andaba justo de liquidez. De ahí, sus preguntas “llegó tu dinero. Estoy casi agotado”, “Estás preparado para girarme cuando te diga. Si me hace falta el dinero te lo pediré por telégrafo”.

La carta que, desde el Instituto Español de Lisboa, p. 298, envía Eugenio Montes, el día 28 de junio de 1939, a don Nicanor, padre de Mazas, como contestación a las que recibiera, con mucho retraso, tanto del padre, como de su hijo Cándido, destaca, por la brevedad del texto, la rapidez de la contestación y la urgencia de la puesta en marcha de dos planes de acción complementarios, concretos, oportunos y directos.

Por el desenlace de los hechos, los planes de Montes, debieron de ser útiles, en ese momento, ser Consejero Nacional de la Falange, en el primer Año de la Vitoria, era una posición de poder, de prestigio y de respeto. Hay un dato curioso, para evitar retrasos en la correspondencia, Montes le facilita la dirección del periódico “Arriba” en Madrid, (anexo 2).

[Membrete del Instituto Español de Lisboa
28 de junio 39
Año de la Victoria
Sr. Dn. Nicanor Fernández
Barcelona
Mi distinguido amigo: recibo en Lisboa con mucho retraso su carta y la de su hijo Cándido. No necesito decirle cuanto lamento que Cándido esté detenido. En este mismo momento envío un aval telefónico y otro más explicativo por correo aéreo, desenado ardientemente me tengan, con la mayor rapidez, el feliz resultado que anhelamos.
Comuníqueme lo que vaya habiendo de nuevo al periódico “Arriba”
Calle Larra – Madrid
V ya sabe cuánto le quiero a Cándido y que no descansaré hasta verle libre.
Un apretón de manos de su paisano y amigo
Consejero Nacional. Eugenio Montes]

 

En la defensa de Cándido, estaban tres personas implicadas directamente muy valiosas: Sebastián Martínez-Risco5, jurídico de gran prestigio, Nicanor Fernández Rodríguez, capitán del ejército, padre de Mazas, que además de la carga emocional, hay que añadir el esfuerzo económico de su defensa y Montes, Consejero Nacional de Falange. En el proceso también aparece de forma colateral, el capellán del Centro Penitenciario de Valencia, D. Ángel Lluch Tormo, p. 299, en el reverso de su tarjeta de visita, expresa lo siguiente: “Mi D. Manuel: en sus brazos deposito este tesoro, mi amigo Sr. Mazas. Le abraza su Capellán”, (anexo 3).

Las dos cartas que se conservan de la correspondencia entre D. Sebastián Martínez-Risco y D. Nicanor Fernández Rodríguez, con diez días de diferencia, (14/08/1939 -24/08/1939), pp. 300 e 301, (anexo 4), transmiten excelentes noticias para la familia Fernández Mazas.

En la primera, además del texto de Sebastián, que ocupa casi la totalidad del espacio de las dos caras de la carta, al final en el margen izquierdo, hay un breve texto, firmado por Faes6, que todo indica, que también estaba mediando a favor de Cándido, “Muy cordial saludo y repetirle que aquí quedo”, y en el margen derecho, hay un mensaje de Cándido a su familia, “Espero me giren esas doscientas pesetas que os he pedido para saldar mi estancia aquí. Escribirme. Abrazos. Cándido”.

[Valencia del Cid, 14 agosto de 1939
Año de la Victoria
Sr. D. Nicanor Fernández Rodríguez
Ni querido amigo. He estado esperando, para tener el gusto de escribirle, a tener noticias, como era de esperar favorables, del asunto de su chico. Hoy lo hago para manifestarle que el expediente está en su última fase de resolución satisfactoria; es decir, que la propuesta de sobreseimiento del Juez fue reproducida por el Fiscal, y ahora esperamos, y gestiono que se haga con rapidez, la acoja el tribunal. Todo hace esperar, pues que el asunto sea cosa de días.
Su chico está bien; nos acompañamos con frecuencia, y se comporta de modo admirable, como corresponde a él. Ha tenido únicamente el contratiempo de la infección, a consecuencia de una inyección, del brazo izquierdo, que ha sido preciso sajar con intervención de un médico que, no obstante haberle sido recomendado, no se portó nada bien, pues le cobró 150 pesetas. La intervención era de todo punto necesaria, pues el retrasarla hubiera sido muy peligroso.
Celebrando las buenas impresiones que le doy, le envío un cordial y afectuoso saludo.
Sebastián Martínez-Risco
Muy cordial saludo y repetirle que aquí quedo
Faes
Espero me giren urgentemente esas doscientas pesetas que os he pedido para saldar mi estancia aquí.
Escribirme. Abrazos a todos. Cándido].

 

El proceso iba muy rápido y en la dirección correcta, la meta, estaba a punto de conseguirse: “el expediente está en su última fase de resolución satisfactoria; (…) la propuesta de sobreseimiento del Juez fue reproducida por el Fiscal, (…) Todo hace esperar, (…) que el asunto sea cosa de días”.

De la calidad de la defensa jurídica, tenemos absoluta certeza, cuando D. Sebastián, le escribe a D. Nicanor, el expediente estaba en su tramo final. Montes, comienza con sus planes, el día 28 de junio, teniendo en cuenta a la burocracia, los condicionantes de Cándido, además, conociendo la actuación de Montes en los procesos de rehabilitación de Ernesto Halffter; Otero Pedrayo; Vicente Risco; Cipriano Rivas Cherif, cuñado de D. Manuel Azaña y Augusto Assía y su mujer, la implicación de Montes en el proceso, a mi entender fue evidente, en aproximadamente mes y medio, estaba todo resuelto.

Por el contexto de las dos cartas, Cándido ya tenía la libertad condicional, pagaba la pensión, además, tuvieron que recurrir a un médico de pago para curar la infección de su brazo izquierdo. El padre de Mazas era conocedor de la gravedad del proceso, eran compañeros suyos los que estaban juzgando a su hijo, de no considerar valiosa la intervención de Montes, no le hubiera escrito por partida doble. Lástima de no poder contar con la documentación que acredite mi suposición.

Es interesante la información que nos facilita la “Ficha Clasificadora”, del día 13 de abril de 1939, p. 302, en el apartado “personas que le conocen y pueden responder de su actuación y de sus residencias”, aparece en primer lugar Felipe Fernández Armesto (Augusto Assía) y a continuación Nicanor, su padre, (anexo 5)

[Valencia del Cid, 24 de agosto de 1939.
Año de la Victoria.
S. D. Nicanor Fernández Rodríguez
Mi querido amigo: He recibido a su tiempo el giro telegráfico de 200 pesetas, y aunque en el telegrama de aviso me indicaba que era para “Trincado”, lo he entregado días después a su hijo, que con ello atendió al pago de la fonda 9,50 pesetas por día-, creo que hasta el día de hoy.
Como se ha prolongado tanto su estancia en esta, y como, según en mi anterior le dije, tuvo que afrontar el gasto de 150 pesetas que un médico nada honrado le llevó por sajarle su brazo inflamado, no le ha quedado dinero; pero atenderemos a que pueda desplazarse a esa de modo inmediato, porque ya no habría tiempo de que Vd. enviase lo necesario. Ello le indicará que el viaje ha de ser próximo, tanto quizás esta carta llegue con él o aún después.
Su asunto está pendiente de firma y notificación. Lo hemos movido tanto como nos ha sido posible, con el interés que V. sabe me inspiran las cosas de ustedes, pero ya sabe tan bien como yo que el cúmulo de papeles es tal que para lograr rapidez hay que hacer milagros. Creo como le digo, que un día de estos saldrá para esa. Ya le avisaré por telégrafo la salida. Todo este tiempo hemos andado juntos.
Que se encuentre bien por ahí, y sabe es siempre suyo afmo. Amigo,
q. e. s. m.
Sebastián Martínez-Risco]

 

La segunda carta, complementa a la primera, muestra nuevamente: calor, cariño, proximidad, tanto física como emocional y apoyo económico en caso de necesidad, en todo momento, de Sebastián con Cándido.

Al analizar toda esta documentación, ochenta y tres años después, late la emoción y el alivio, que debió de sentir la familia Fernández Mazas, después del sufrimiento tan grande, tan intenso y tan cruel de los años da guerra: Mario, que con 20 años, perdió la vida en el frente de Teruel, Armando escondido en una cueva, para no ser detenido y encarcelado y Cándido, en la prisión de Valencia, con un proceso judicial arriesgado, que con alta probabilidad podía acabar con un desenlace trágico.


1 Cándido Fernández Mazas. Vanguardia, militancia y olvido. 1902-1942. Fundación Caixa Galicia, ISBN 84-95491-43-5 (2002)2 “Tres historias de vida en Eugenio Montes”. Publicado en Galicia Digital, no apartado de opinión o día 31/08/2021

3 Galicia Digital. “Correspondencia entre Eugenio Montes e Blanco Amor” (02/05/2022), Cándido Fernández Mazas, autor das ilustracións da primeira edición do seu libro “O Vello mariñeiro toma o sol e outros contos”, (1922) e a “Estética da Muiñeira” (1923).

4 Información facilitada por José Manuel Bouzas: [«Las dos postales son de 1927. Coincidieron Mazas y Montes ese año en París durante unos meses en un Hotel du Faubourg Saint Jacques. Mazas regresó antes de que finalizase el período de concesión de la beca y no especialmente porque se acabase su asignación -a pesar de las dificultades que expresan las misivas-. El motivo fue que: «Regresa enfermo aquejado de una fuerte depresión nerviosa la que con intervalos más o menos breves no le abandonará durante el resto de su vida.» tal y como relata su hermano Armando en Vida y Obra del Pintor Fernández Mazas en la pág. 56. Depresión nerviosa propiciada por el pavor que le provocaron las razzias de los fascistas italianos para capturar, torturar o matar a oponentes políticos refugiados allí.  Y aún peor -en ese contexto- haber descubierto el doble juego de Montes y sus nuevas inclinaciones políticas.»]

5 Sebastián Martínez-Risco y Macías (Ourense 1899 – A Corunha 1977). Estudió la carrera de Derecho. Ingresó en la carrera judicial, ejerciéndola en distintas localidades. Participa en la liberación de Mazas junto con el también juez Díaz-Faes. Mazas los retrata a ambos. Publicó diversos libros como la novela la Tanza Negra (1943) y Do Recuncho amado (1980) con ilustraciones de Cándido Fernández Mazas.

6 José Manuel Bouzas, mantiene una hipótesis diferente a la mía, referente al papel de Montes: “Respecto al protagonismo en la liberación de Mazas, más que lo que pudiese haber conseguido Montes (mientras no se demuestre lo contrario) fueron las gestiones de los jueces Faes y Risco y la familia Mazas. Lo más determinante sin duda fue la intervención de los jueces (profesionales de lo suyo aunque en procedimientos civiles) ante el tribunal militar y donde asimismo influyó Don Nicanor (que formaba parte de tribunales militares similares al que juzgaba a su hijo) y muy probablemente Assía.»